Volvemos a los talleres y charlas sobre género y educación.
Este Jueves en la sede de COGAM hablaremos de la masculinidad como constructor social y como institución patriarcal con lo que implica en el desarrollo personal de los hombres.
Entender la masculinidad como un artefacto es una forma de que los hombres tomen el control sobre su vida y adquieran la perspectiva necesaria para una sociedad igualitaria.
En esta sesión debatimos en torno al libro MI CUERPO ES UN CAMPO DE BATALLA.
Este libro es la manifestación artística de un grupo de mujeres que surge a resultas de la reflexión en torno a una idea: el cuerpo de las mujeres como espacio de debate, de moral, de cultura, pero no como sujeto. Esta idea se manifiesta en expresiones que contradicen la norma de la moderación como máxima femenina.
Algunas de las conclusiones que debatimos fueron:
- El cuerpo de las mujeres está ocupado por el sistema además de ser el ladrillo de la construcción social.
- El cuerpo de las mujeres porta normalmente la cultura de las sociedades como se ve en los debates sobre el hiyab. Trajes regionales, costumbres culturales, tradiciones, honor de la familia. Todo se carga en los hombros de las mujeres.
- El cuerpo de los hombres no escapa a la ocupación. Aunque somos conscientes de que no es la misma intensidad (dividendos patriarcales).
- Un método de control de los cuerpos es la culpa y otro la vergüenza.
- La moderación como sujeción de los cuerpos e impedimento de emancipación política.
Lecturas recomendadas:
Gayle RUBIN, El tráfico de mujeres: notas sobre la economía política del sexo. Terence TURNER, Cuerpos y anticuerpos, carne y fetichismo en la teoría social contemporánea.
Estaremos con ponencia, el 19 de abril, en una mesa redonda sobre nuevas masculinidades en el 34º Curso de Derechos Humanos del Institut de Drets Humans de Catalunya.