jueves, 5 de diciembre de 2013

La niña que le grita a la sexista industria juguetera. / Princesas boludas.

Ya estamos en diciembre con la inminente presencia de la Navidad, Papá Noel y Los Reyes Magos. Con ellos tenemos más presentes los anuncios de juguetes en la televisión. Y para aquellos y aquellas con sobrinos, hijas, etc: le añadimos catálogos y visitas a jugueterías varias. 

Para los y las que nos colocamos una vez las famosas gafas moradas, y descubrimos que no se pueden retirar posteriormente, es todo un suplicio ver tanto derroche de sexismo. Con más sangre cuando pensamos en lo importante que la educación en valores no sexistas en determinadas edades. 

Por suerte, las redes sociales y la extensión de los media nos deja perlas como la de Ridley: una niña que siente la misma frustración que todos nosotros y nosotras, expresándola para deleite de nuestros oídos. 



El día que el catálogo de juguetes de El Corte Inglés deje de llevar secciones azules y rosas, creo que, podremos pasar a otra cosa.

J. V.



Actualizo con la respuesta ideal en español.

Una niña se queja de que las princesas son boludas. Y, además, a los príncipes les gustan las princesas inteligentes, no boludas.




A ver si Canal Disney toma nota.

J. V. 

martes, 1 de octubre de 2013

FEMINISMOS NEGROS

PODCAST FEMINISMOS NEGROS POR SANGRE FUCSIA.

Estes es un estupendo programa monográfico realizado por de Sangre Fucsia en formato podcast.

Interesante en extremo, con su permiso lo comparto en este blog.






Podcast Sangre Fucsia.

Espero que os guste y lo disfrutéis como yo.

lunes, 16 de septiembre de 2013

CRÍTICA A LA CRÍTICA POSFEMINISTA.

La crítica a la crítica posfeminista del feminismo colonialista.

El hecho de la colonización es histórico y sin cuestión. Los países Europeos en su crecimiento compitieron entre si, principalmente durante el XIX, a costa del resto del mundo. Y de aquellos barros estos lodos. 

Si en el periodo histórico actual aquellos paises "colonizados" se manejasen desde las potencias económicas bajo un régimen de no injerencia, limitando la influencia externa hacia sus costumbres autóctonas para preservar la pureza de su cultura, cual nave espacial Enterprise en búsqueda de nuevas fronteras en el universo frente a mundos vírgenes y no avanzados (nótese la ironía). En este caso tendría pleno sentido la crítica a la imposición cultural que representa el feminismo occidental, vindicado en dichas culturas por medio de portavoces occidentales u occidentalizados. Del mismo modo se podrían criticar la extensión de derechos infantiles, derechos laborales, acceso a educación universal, igualdad legal, etc.

Por desgracia la influencia en los países "colonizados" por parte de los colonizadores se produjo y se produce previamente en múltiples dimensiones muy alejadas de los Derechos Humanos. Esta influencia se produce sin una sonora crítica desde los grupos injerentes y los adyacentes a éstos. Se interfiere en otras culturas por la vía del sacro santo Mercado regulador que ha sustituido progresivamente a la voluntad divina, presente previamente en Europa. La invisible mano del Mercado es más una invisibilización de los hilos de los actores que mueven sus dedos mercantiles. 

Las relaciones laborales desigualitarias, el expolio de los recursos de los países y su mano de obra y la, ya mencionada, espectral mano del consumismo vehiculado por el entretenimiento audiovisual internacional y demás productos de consumo generado por una industria ante cada individuo del planeta está desprotegido en relación de uno a grupo industrial.

El efecto intoxicador de la cultura occidental permea la práctica totalidad de las culturas. Pero no antes sin haber infectado la población "del primer mundo" en su totalidad desde las lógicas del mercado y las conveniencias de los grupos de poder. Con la experiencia acumulada, por el bien del saneamiento económico global y del mecanismo mercantil capitalista,  que tengan algo que ofrecer a las grandes fortunas transnacionales, llega después al resto del mundo.

Por el contrario, las técnicas redistributivas, las dinámicas socialistas/comunistas o la universalidad de los derechos fundamentales reciben las críticas de los más reaccionarios preservadores de la pureza cultural a la "el buen salvaje". Estás críticas cuando nacen en el seno de los grupos de ayuda social son bien recibidas por las élites económico/poíticas más vampíricas que, por el contrario, nunca cuestionan sus intereses desde dentro. Estas críticas a la no imposición de derechos desde el colonialismo son toleradas por las grupos de nueva izquierda. Éstos ya no saben si el comunismo era bueno o malo y si los derechos humanos deben ser universales o solo para los que han pasado por siglos de muerte y opresión para descubrirlos o si el pañuelo es una imposición patriarcal (solo afecta a las mujeres) o un rasgo cultural, machista sí, pero culturalmente machista (tan machista como una buena parte de electores). Y aún ahora no terminan de divorciarse del patriarcado cultural que mancilla nuestra herencia cultural. 

En última instancia el colador cultural que suponen las fronteras deja el libre acceso necesario a las dinámicas capitalistas, por el bien económico global de unos pocos, pero se critican los Derechos Humanos por universales, por ser de origen occidental, porque para acceder a ellos se ha de pasar por siglos de aberraciones humanas y vejaciones de unos estamentos sobre otros. Si el evolucionismo cultural dice que para llegar a la penicilina se ha de morir varias veces dos tercios de la población, entonces guardemos los medicamentos como tesoros y dejemos que "el otro" lo descubra en su momento. 

Pero en el caso de los derechos de las mujeres es más problemático. Los derechos humanos no terminan de ser una realidad consolidada en occidente, en un occidente cada vez más cercano a la cultura estamental del XVIII. Los derechos de las mujeres no han empezado siguiera a contemplarse como una realidad y su cuestionamiento más allá de las fronteras occidentales es apoyado por lo más radical del patriarcado desde el interior y desde el exterior. 

Toda crítica posfeminista a los proyectos feministas, que, recordemos no se han llegado a asentar en la sociedad, son acogidos con los brazos abiertos por el perfectamente asentado patriarcado dentro y fuera de las fronteras occidentales. 

Podemos imaginar perfectamente a esos poderes capitalistas, tan patriarcales, celebrando cada disensión interna de los movimientos de cambio social. Celebrándolo con botellas de bebidas de precios con los que que una persona de clase media podría pagar la universidad de sus hijos y/o hijas. 

Yo, por mi parte, seguiré apoyando cada proyecto de la modernidad que traiga justicia social para mi y para cualquiera, aún si no ha sufrido décadas de franquismo, las cruzadas o la Santa Inquisición.

Jose Vela.

lunes, 2 de septiembre de 2013

PROYECCIONES QUEER

Este mes de agosto desde Ecos de Género hemos presentado: PROYECCIONES QUEER.

Se pretendía proyectar una película de temática queer pero con la previa introducción de nociones de teoría queer y un coloquio posterior.


Se propusieron dos sesiones de géneros contrastados, una con Fassbinder y otra con Waters. Para dinamizar el debate se expuso un esquema teórico (perfectamente cuestionable) y se propusieron una serie de preguntas-guia. No voy a engañar a nadie pues tras unas cervezas el coloquio es un tanto difícil. Pero de todo se aprende.



Agradeceremos todos los comentarios constructivos en cuanto a los talleres y las impresiones tanto de las películas como de las dinámicas.





¡Gracias a todos y a todas por vuestra asistencia!

lunes, 15 de julio de 2013

Las Femen en la Vice: sextremism in Paris.

La revista cultural y de tendencias acoge un reportaje sobre el grupo FEMEN. 

A pesar de levantar rechazo tanto entre algunas filas del feminismo como entre el tradicional patriarcado merece la pena seguir el fuerte trabajo de este grupo de mujeres a mitad de camino entre la modernidad y el posmodernismo; la construcción de un proyecto de sociedad y la performatividad de los sujetos en los media.  






Femen en la red.

Femen en Wikipedia.

Sextremismo de Femen en París. En la revista digital Vice.

domingo, 16 de junio de 2013

¿Quién defiende al niño queer?


¿Quién defiende al niño/a queer?

Los católicos, judíos, musulmanes integristas, los copeistas[1] sin complejos, los psicoanalistas edípicos, los socialistas naturalistas a la Jospin[2], los izquierdistas heteronormativos y la creciente manada de molones reaccionarios se han puesto de acuerdo este domingo para hacer del derecho del niño/a a tener un padre y una madre el argumento central justificador de la limitación de los derechos de los homosexuales. Es su día de salida, el gigantesco auting nacional de los heterócratas. Defienden  una ideología naturalista y religiosa de la cual se conocen los principios. La hegemonía heterosexual ha descansado siempre sobre el derecho a oprimir a las minorías sexuales y de género. Tenemos la costumbre de verles blandir un hacha. Lo que es problemático es que fuerzan a los niños/as a sostener ese hacha patriarcal.

El niñx que Frigide Barjot[3] pretende proteger no existe. Los defensores de la infancia y de la familia llaman a una figura política de un niño/a que construyen ellos mismos, un niño/a pre-supuesto heterosexual y de género normalizado. Un niño/a a quien se priva de toda fuerza de resistencia, de toda posibilidad de hacer un uso libre y colectivo de su cuerpo, de sus órganos y de sus fluidos sexuales. Este niño/a que pretenden proteger exige el terror, la opresión y la muerte.

Frigide Barjot, su musa, se aprovecha de que es imposible para un niño/a revelarse políticamente contra el discurso de los adultos: un niño/a es siempre un cuerpo al que no se le reconoce derecho de gobierno. Permítanme inventar, retrospectivamente, una escena de enunciación, de hacer un derecho de respuesta en nombre del niño/a gobernado que yo he sido, de defender otra forma de gobierno de los niños que no son como los otros.

Yo fui un día el niño/a que Frigide Barjot se jacta de proteger. Y yo me sublevo hoy en nombre de los niños/as que este discurso engañoso pretende preservar. ¿Quién defiende los derechos del niño/a diferente? ¿Los derechos del niñito al que le gusta ir de rosa? ¿De la niñita que sueña con casarse con su mejor amiga?¿Los derechos del niño/a queer, marica, bollera, transexual o transgénero?¿Quién defiende los derechos del niño/a a la libre autodeterminación del género y de la sexualidad? ¿Quién defiende los derechos del niño/a a crecer en un mundo sin violencia ni sexual ni de género?

El omnipresente discuros de Frigide Barjot y de los protectores de “los derechos del niño/a a tener un padre y una madre” me retrotrae al lenguaje del nacional catolicismo de mi infancia. Nací en la España franquista donde crecí en una familia heterosexual católica de derechas. Una familia ejemplar, que los copeistas podrían erigir como emblema de virtud moral. Tuve un padre y una madre. Cumplieron escrupulosamente su función de garantes domésticos del orden heterosexual.

En el discurso francés actual contra el matrimonio igualitario y la reproducción asistida para todos, reconozco las ideas y argumentos de mi padre. En la intimidad del hogar familiar, desplegaba un silogismo que invocaba la naturaleza y la ley moral con el fin de justificar la exclusión, la violencia y hasta el ajusticiamiento de homosexuales, travestis y transexuales. Comenzaba por un “un hombre debe ser un hombre y una mujer una mujer, como Dios manda” continuaba por “lo que es natural es la unión de un hombre y de una mujer, es por eso que los homosexuales son estériles”, hasta la conclusión implacable, “si mi hijo/a es homosexual prefiero matarlo”. Y ese hijo/a era yo.

El hijo/a a proteger de Frigide Barjot es el efecto de un dispositivo pedagógico temible, el lugar de proyección de todas las fantasías, la coartada que permite al adulto de naturalizar la norma. La biopolítica[4] es vivípara y pedófila. La reproducción nacional depende de ello. El niño/a es un artefacto biopolítico garante de la normalización del adulto. La policía del género vigila la cuna de futuros bebés, para transformarlos en niños/as heterosexuales. La norma hace su ronda alrededor de cuerpos tiernos. Si no eres heterosexual, es la muerte lo que te espera. La policía del género exige calidades diferentes al niño y a la niña. Moldea los cuerpos para dibujar órganos sexuales complementarios. Prepara la reproducción, desde el colegio al parlamento, la industrializa. El niño/a que Frigide Barjot desea proteger es la criatura de una máquina despótica: un copetista reducido que hace campaña por la muerte en nombre de la protección de la vida.

Me acuerdo del día cuando, en mi colegio de monjas, las hermanas reparadoras salvadoras del Sagrado Corazón de Jesús, la hermana Pilar nos pidió dibujar nuestra futura familia. Yo tenía siete años. Me dibujé casada con mi mejor amiga Marta, tres hijos, varios perros y gatos. Ya había imaginado una utopía sexual, en la que existía el matrimonio igualitario, la adopción, la reproducción asistida… Unos días más tarde, el colegio envió una carta a casa, aconsejando a mis padres a llevarme a un psiquiatra para arreglar lo más pronto posible un problema de identificación sexual. Numerosas represalias siguieron a esa visita. El desprecio y el rechazo de mi padre, la vergüenza y la culpa de mi madre. En el colegio, el ruido difundió que yo era lesbiana. Una manifestación de copeistas y de frigides barjotianas se organizaba cotidianamente  delante de mi clase. “Sucia bollera,” decían, “vamos a violarte para que aprendas a follar como Dios manda.” Yo tenía un padre y una madre pero fueron incapaces de protegerme de la represión, la exclusión y la violencia.

Lo que protegían mi padre y mi madre no eran mis derechos de niño/a, sino las normas sexuales y de género que les habían inculcado a ellos mismos en el dolor, a través de un sistema educativo y social que castigaba toda forma de disidencia por la amenaza, la intimidación, el castigo y la muerte. Tuve un padre y una madre pero ninguna de ellos pudo proteger mi derecho a la autodeterminación de género y de la sexualidad.

Huí de ese padre y esa madre que Frigide barjot exige para mí, mi supervivencia dependía de ello. Así que, aunque he tenido un padre y una madre, la ideología de la diferencia sexual y de la heterosexualidad normativa me los han confiscado. Mi padre fue reducido a un rol represivo representante de la ley de género. Mi madre fue desprovista de todo lo que habría podido ir más allá de su función de útero, de reproductora de la norma sexual. La ideología de Frigide Barjot (que se articula con el franquismo nacional católico) a desprovisto al niño/a que fui del derecho de tener una padre y una madre que habrían podido amarme y cuidarme.

Nos ha hecho falta mucho tiempo, conflictos y heridas para superar esta violencia. Cuando el gobierno socialista de Zapatero propuso, en 2005, la ley del matrimonio homosexual en España, mis padres, aún siendo católicos practicantes de derechas, se manifestaron a favor de esta ley. Votaron a los socialistas por la primera vez de sus vidas. No se manifestaron únicamente para defender mis derechos, sino también para reivindicar su propio derecho a ser padre y madre de un niño/a no heterosexual. Por el derecho a la paternidad de todos los niños/as. Independientemente de su género, sexo u orientación sexual. Mi madre me contó que tuvo que convencer a mi padre, más reticente. Me dijo “nosotros también tenemos el derecho de ser tus padres.”

Los manifestantes del 13 de enero no han defendido el derecho de los niños/as. Defienden el poder de educar a los niños/as en la norma sexual y de género, como supuestos heterosexuales. Desfilan para mantener el derecho de discriminar, castigar y corregir toda forma de disidencia  o desviación, pero también para recordar a los padres de niños/as no heterosexuales que su deber es de sentir vergüenza, de rechazarlos, de corregirlos. Nosotros defendemos el derecho de los niños/as a no ser considerados como futuros productores de esperma y futuros úteros. Defendemos el derecho de los niños/as a ser subjetividades políticas irreductibles a una identidad de género, sexo o raza.

Beatriz Preciado.
14 de enero de 2013
Filósofa, directora del Programa de Estudios Independientes del museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA).

Traducción: Jose Vela.



[1] Copeista, seguidores de Jean-François Copé, poíltico presidente del partido UMP, de tendencia política de derecha y centro-derecha.
[2] Lionel Jospin: Candidato del Partido Socialista en 2002
[3] Frigide Barjot: Humorista, columnista y activista contra el matrimonio igualitario.
[4] Concepto de Michael Foucault que designa un poder que se ejecuta sobre el cuerpo de las poblaciones. Autor de Pornotopía: playboy y la invención de la sexualidad multimedia, (Climats, 2011).

martes, 4 de junio de 2013

REPRESENTACIONES DE GENERO EN PUBLICIDAD.

Los y las estudiantes de mujeres y estudios de género de la Universidad canadiense de Saskatchewan han realizado un trabajo muy interesante sobre las representaciones de género en comerciales.

En el trabajo vemos como se expone dentro del patriarcado el cuerpo de las mujeres como objetos eróticos y como este sujeto se relaciona con un erotismo violento. 

Además de la realización del vídeo es de agradecer es muy interesante el trabajo de inversión de los roles con el fin de señalar lo ridículo del estereotipo. A ver si vemos más trabajos como este por la red.